La leyenda dice que cuando querían establecer una aldea, los pastores arrumanos de las montañas Pindus, hoy en Grecia, elegían un lugar en sus peregrinaciones y plantaban un árbol a continuación. Si al árbol plantado, por cual pasaban al menos dos veces al año con sus rebaños, les estaba yendo bien, pasado un tiempo establecían un asentamiento y el árbol se convertía en el centro de la aldea. Todos los asentamientos de arrumanos de Pindus tienen una plaza y todas las plazas tienen un viejo árbol en el medio.

Syrrako, Grecia, Plateia
La plaza se encuentra en el extremo sur del asentamiento, en su parte más baja, justo encima de su empinado valle. Las casas, colocadas en semicírculos concéntricos hacia el norte y encima de la plaza, forman un anfiteatro. La plaza presenta dos niveles. El primero está representado por el patio de la iglesia de San Nicolás, que data del siglo XV, la iglesia principal de la comunidad. La conexión con el nivel inferior se realiza por un camino paralelo con los dos. Aquí hay dos árboles seculares. El grosor de los árboles en el mercado es impresionante. El syrrako ha sido atestado desde el siglo XV, pero los lugareños confían en que fue habitado mucho antes, ya saben, las leydndas. El argumento principal invocado por ellos es la edad de estos árboles, plantados en sus inicios por los arrumanos.
Kallarites, Grecia, Plateia
A más de 1.200 metros de altitud, la localidad de Kallarites se encuentra en una meseta casi vacía, encima de un profundo barranco, con paredes verticales de más de 500 metros de altitud. No se conoce con precisión cuando comienza la historia del lugar. La presencia de los valacos en la zona está atestiguada por documentos bizantinos que aún se conservan en el siglo X. Alrededor de 1750, Kallarites se convierte en un importante centro artesanal, famoso por el trabajo de la plata y el oro, y el período hasta 1821 está muy desarrollado.
La plaza está en una pendiente, y su lado norte está formado por los escalones de piedra del anfiteatro, al final de los cuales se encuentra la casa parroquial, construida en 1869. Al final de las escaleras hay un árbol secular, extrañamente encaramado allí.