La estructura urbana está regida por su ubicación geográfica, una de las más espectaculares de todas las ciudades europeas. Passau está situada en una lengua de tierra, en la confluencia de los ríos Danubio, Inn y Ilz, cada uno con aguas de diferentes colores. La Domplatz está en el punto más alto de la ciudad. Una autentica ventaja, porque año tras año, Passau está amenazado por las inundaciones, derivadas de las crecidas de estos ríos. La plaza se perfila en 1150 y, desde 1155, es propiedad de la catedral por la donación del obispo Konrad von Babenberg, poniendo una única condición: la de construir casas clericales en sus espacios libres. Los 14 edificios así construidos se ven afectados por los incendios de 1662 y 1680, siendo reconstruidos posteriormente por los arquitectos italianos en estilo barroco tardío. En 1824, en el medio de la plaza está la estatua del emperador Maximiliano I de Baviera. Por primera vez en su historia la plaza se convierte en pública y adquiere el estado de plaza principal de la ciudad. Fue renovada después de 2013. El pavimento original desaparece y fue reemplazado por grava fina que recuerda períodos históricos pasados. La iluminación, una de las más espectaculares de Europa, acentúa la fachada de la catedral, dejando la plaza y el resto de los edificios en penumbra. Un juego sutil de luz y oscuridad, un juego del pasado, cuando las ciudades no estaban iluminadas, y del presente. Es un autentico efecto de escena propio del trampantojo del teatro barroco.
